Anónimos

Observarme como anónima es despojarme de mi individualidad. Espejarme en el otro y multiplicarme en cada uno de los retratos y en cada personaje que se ofrece a ser yo por tan solo un rato.

Ser anónimo, para dejar expuestas emociones de carácter universal. Anónima fui yo, soy yo. Anónima, porque siempre es más fácil decir que estamos hablando de otro cuando nos referimos a uno mismo.

Hablo de mí en una fotografía donde el personaje no tiene nombre. Un personaje sin cara, en definitiva, un ausente. Anónima, porque en el hacer, soy yo la representada, pero cuando es expuesto, representa a cualquiera.

Libero mi obra para que sea interpretada y reinterpretada cuantas veces sea necesario, dejando que la misma foto espeje alguna emoción encapsulada.

Soy yo, fui yo y también puede ser un otro. Una imagen en sombra que con la sola intención, se transforma en la misma persona que la observa.

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